domingo, 4 de mayo de 2014

"En la cárcel y en el hospital, se conoce a los amigos"

Es triste darse cuenta quiénes son tus amigos y quiénes no. Desafortunadamente mi esposo tiene muchos años enfermo, pero en los últimos meses ha empeorado mucho. Y son contadas las personas que le hablan o visitan para ver como se encuentra. 

Más triste es ver que haya gente que abre la boca sin pensar y dan falsas esperanzas. Mi esposo necesita un transplante de riñón, y por noviembre del 2013, un día nos visitó un amigo de él y nos dijo: Quiero donarte mi riñón.

Nos quedamos sorprendidos y le agradecimos. Inmediatamente comenzamos a investigar sobre el proceso y le dimos una lista de estudios que decía realizarse. Pasaron los meses y por una u otra razón este chavo no se había hecho ningún estudio. De repente a mi esposo lo despiden de su trabajo (en el mes de marzo) y nos acercamos a este donador potencial para decirle que teníamos el tiempo encima para hacer el transplante. Ya que aquí en México la seguridad social te dura 56 días más después de que has sido dado de baja. Le dijimos que lo pensara bien y que nos diera su respuesta lo más pronto que pudiera. 

Pasaron como 15 días y la respuesta llego por mensaje de texto. Si, leyeron bien, no fue en persona, ni una llamada. El mensaje fue: No puedo.

Mi esposo se desmoronó y yo quede terriblemente decepcionada. Esta persona de la nada se ofreció a donar su riñón, nosotros nunca se lo pedimos, dio falsas esperanzas para que luego de 4 meses tenernos a la espera dijera que no. 

Desde que mando el mensaje a la fecha no hemos vuelto a saber nada de él. No nos ha visitado, y nosotros tampoco lo hemos hecho, porque no estamos listos para verlo. Yo sigo con un poco de rencor. 

Como platicábamos antier mi marido y yo, es muy fácil juntar gente para una borrachera pero cuando se les necesita en serio, nadie se aparece. 

Esta semana pasada mi esposo estuvo internado, uno de sus amigos sabía que estaríamos en el hospital, pero nadie llamó para ver como seguíamos. No esperamos nada de nadie, pero todos ellos saben que mi esposo no tiene familia. El a todos esos "amigos" los quiere y ve como hermanos, pero es triste ver que ellos son solo amigos de conveniencia. 

Yo afortunadamente puedo decir que tengo solo 7 amigas, como verán me sobran dedos de la mano. Y sé que aunque no las vea a diario, cuando he necesitado han corrido a mi auxilio. Es lamentable ver que con mi esposo sus amigos se han escondido o más bien dicho desaparecido. Él desde que lo conozco a todos les decía amigos y hoy voltea y me dice: es cierto el refrán que a los amigos se les cuenta con los dedos de la mano y sobran dedos. Me sobran muchos dedos. Pero como le dije: Me tienes a mí. Así no nos hable nadie, no nos visiten, no importa, estamos tú y yo y que el mundo ruede.