lunes, 7 de septiembre de 2015

Reir y llorar

Reír duele. Al menos ahora me duele mucho. No quiero que la gente me vea sonriendo. No quiero que piensen que ya olvidé a mi esposo. Que piensen que no estoy afectada por su partida. Sé que no debe importarme lo que otro digan, pero en esta sociedad cada día es más difícil tener intimidad. 

No sé como reír sin tener culpa. Culpa, si, porque él no está y no sé si es correcto reír sin él. Culpable de que se crea que no me duele su partida. Mi corazón está roto. Jamás será igual. 

Lloro todo los días. Procuro llorar en soledad, abrazada a una almohada. No puedo ni quiero llorar frente a otros. Todos los días pienso en él. 

Me da mucho coraje ver que no está...

Me hace falta todo el tiempo. ¿Cómo se puede seguir viviendo sin la persona que más amabas?

¿Cómo volver a sonreír sin que duela? Cómo hacer para que llorar no se vuelva costumbre?