A lo largo de la vida la gente va y viene y son contados los que permanecen a nuestro lado. Esas personas son las que valen la pena, que nos quieren a pesar de que seamos difíciles de querer. Que nos aceptan como somos, con todos nuestros defectos y con nuestras pocas virtudes. Esos amigos son los importantes, por los que vale la pena hacer maroma y teatro para escucharlos, ayudarlos cuando nos necesiten.
Cuando un amigo se aleja, lo dejo irse, no lo retengo, ¿para qué? Si regresa será bienvenido pero la amistad no será igual, porque se perdió la confianza y el hilo. Se le estima, si, mucho, pero las cosas no vuelven a ser iguales. Porque esa persona se quedo en el pasado y hay que retomar todo donde se le puso pausa.
Por eso soy feliz con tener como 3 amigas, pero que han estado a mi lado sin importar si soy la peor persona sobre la tierra. Que me han ayudado en los momentos más complicados y que sin importar mi forma de ser me quieren y no tratan de cambiarme y si no lo logran se alejan. Esas contadas amigas son a las que quiero y les digo: Gracias por haber permanecido.