domingo, 29 de octubre de 2017

Estado civil: Viuda

Estado civil: es la situación de las personas físicas determinada por sus relaciones de familia, provenientes del matrimonio o del parentesco, que establece ciertos derechos y deberes.

Los estados cíviles son: 


  • Soltero/a
  • Casado/a
  • Divorciado/a
  • Viudo/a

Viudez es el estado de haber perdido al cónyuge por fallecimiento; si es un varón se le llama viudo, y si es mujer viuda. En términos generales, a la persona que está en este estado se denomina "cónyuge sobreviviviente" o "cónyuge supérstite".


Juana "la loca" ante el ferétro de Felipe "el hermoso"

Cuando mi esposo (qepd) y yo nos conocimos, teníamos 24 años y a ninguno le pasaba por su cabeza la idea del matrimonio. Cuando tocábamos el tema, cada uno exponía sus razones por las cuales no estaba preparado para casarse. Él dijo: nunca voy a casarme, no quiero dejar una viuda y huérfanos. Conforme pasó el tiempo y la convivencia, nos fuimos enamorando y comprometiendo más. Hasta el punto de que hablamos de si estábamos listos o no para el siguiente paso. Cuando yo quería el no y viceversa. Así estuvimos a lo largo de nuestro noviazgo, hasta el año en que él me propuso matrimonio. Alguna vez durante esa plática en la que él decía que no se casaría hasta el día en que nos comprometimos habíamos tocado el tema de la viudez una que otra vez. Yo era muy fantasiosa y siempre que hablaba de su muerte, yo le decía: ¿y si me toca morir a mi primero? Intentaba desviar el tema y la verdad, uno nunca sabe lo que sucederá. 

Estaba consciente desde que lo conocí que él podría morir primero por su enfermedad. Cada que terminaba hospitalizado (y vaya que fueron muchas) mi temor a perderlo era muy grande. 

Al fallecer, me encontré ante su mayor temor, viuda. Fue muy difícil aceptarlo. Asimilar que en eso me había convertido. Una palabra que me sonaba fuerte y me disgustaba. Muchos me dijeron que no tenía porque decirle a la gente que era viuda, pero por qué mentir... Oh ahí iba la poca inocencia que me quedaba. La gente es tan inconsciente, imprudente, morbosa y mala. 

Al principio me costó un poco de trabajo acostumbrarme a mi nueva condición social. Se me hacía un nudo en la garganta decir: soy viuda. Pero conforme pasó el tiempo me fui acostumbrando a mi nuevo estado civil, sin tenerle miedo ni detestarlo. Me ha costado más trabajo lidiar con las reacciones de la gente, que al no esperar la respuesta, se quedan mudas o dicen lo primero que cruza por su cabeza. Desde: ¿queeeeé? estás muy joven (como si eso indicara que no puedo ser viuda) o los que quieren saber más y comienzan a hacer preguntas de que si mi marido era muy joven, de que manera falleció, etc. O que te contesten: wow esperaba que respondieras, casada, soltera, pero viuda, no se que decir. Mejor no digas nada. La verdad muchas veces no esperamos empatía, pero es mejor que la gente se quede callada, a que con sus comentarios nos lastimen o hagan más incómoda la situación. Porque de todo lo que me han dicho, lo que más me molesta son los que te dicen: estás joven, tienes que rehacer tu vida, o ya te casarás de nuevo. Yo me casé con la persona que más he amado, me tocó la mala suerte de que partiera antes, pero no estoy de acuerdo en que tengo que REHACER mi vida, mi vida no se ha terminado, ni truncado, simplemente tomó otra dirección.

Hace poco en una entrevista de trabajo, la persona me dijo: viuda, mmmm no sabía que existía ese estado civil. En ese momento le eche una mirada de pocos amigos. Pero el señor dejo de interesarle mi perfil profesional y se preocupó más por saber sobre mi vida. 

Tal vez suene contradictorio que no me gusta lo que la gente responde ante mi respuesta de decir que soy viuda, pero la gente es tan imprudente, que si respondiera que soy soltera, saldrían con: ¿cómo? se te está pasando el tren y mil cosas más. Y aunque poco a poco ignoro los comentarios morbosos y mal intencionados, he decidido decir la verdad, soy viuda y no me da pena, pero no voy a contarte sobre como falleció mi pareja ni como ha sido lidiar con su ausencia. 

El tiempo me dará las armas para poder lidiar con la gente que nos llena de estigmas a las viudas. Como me sucedió hace poco en una cena con una conocida. Su cuñado empezó a hablar de la gente tatuada y me pregunta: ¿verdad que se ven mal? le contesté: No puedo decir nada en contra de eso porque yo tengo un tatuaje... Se quedo callado, a lo que mi conocida dijo: Es que ella es viuda. A ver, si, me hice un tatuaje en memoria de mi esposo, pero no significa que toda viuda se haga uno. O que yo por ser viuda me quise tatuar, no sé. Cuando ella dijo con una naturalidad y sin desparpajo mi estado civil, me quede muda y su cuñado también, por fortuna. Ya que yo no quería entrar en detalles ni de mi esposo, ni de mi tatuaje, el cual esta en un lugar muy visible, pero aún así no quería en plena cena extender mi brazo y decirles: ah si, miren, esto es lo que hice en memoria de mi esposo. No ando por la calle diciendo: ME TATUÉ PORQUE SOY VIUDA Y ESTA ERA LA INICIAL DEL NOMBRE DE MI ESPOSO. Si, su ausencia me hizo querer tatuarme, antes yo veía muy mal que la gente se marcara el cuerpo, pero la vida te lleva por caminos inesperados y nunca debemos decir: nunca... Pero repito, dejen de estigmatizar a la gente. 

La gente a parte de ser insensible, porque no es su pena, y porque aún no les toca pasar por algo tan fuerte, como perder a su pareja, los viudos pasamos a ser un objeto curioso. Ayer en una llamada telefónica con un asesor de seguridad, le comenté que era viuda y ¿qué sucedió? qué el señor, con el que antes las platicas eran concretas a la seguridad, quiso hacerme platica y preguntarme sobre mi vida hasta que le dije: es un tema con el que aún me cuesta lidiar y del que no me gusta hablar...(con desconocidos), eso último solo lo pensé y no lo dije, pero se quedo en la punta de la lengua. El caso es que el señor hasta tuvo el atrevimiento de invitarme un café para platicar... Si uno tiene que estar con las antenas bien alerta porque hay tanta gente tan mala y aprovechada. Tal vez este señor no tenía malas intenciones y solo tenía curiosidad, pero creo que no estuvo bien que me haya invitado a tomar un café así. 

No solo están estos casos, están los que quieren ofenderte. Hace unos meses varios vecinos y yo, les quitamos la administración de nuestro fraccionamiento a un grupo de personas que estaban robando. Las cosas no han sido fáciles y esta gente ha buscado el más mínimo pretexto para hacernos las cosas complicadas. Un día, una señora, la más señalada por todos de ladrona, agredió física y verbalmente al nuevo comité, yo iba pasando hacia mi casa, cuando me acerqué a ayudar. En eso, la ladrona y su pareja me vieron y me insultaron, me dijeron: viuda amargada y "te vamos a mandar a un hombre para que te haga el favor"... Increíble lo que mis oídos escucharon, si soy viuda y si ser una persona recta, honesta, exigente y estricta me hace amargada, lo soy, y creo que solo a mi me afecta, no a los demás. Que desde que falleció mi esposo he guardado luto y respeto, es algo que a la gente no debe importarle. Tal vez muera sola y sin salir de nuevo con nadie, como si yo tuviera ganas de buscar pareja en estos momentos. He tratado de no recibir gente en mi casa para no estar en malas lenguas y aún portándome decentemente me critican, pero que puedo esperar de esa familia, si nos robaron por 2 años y la hija es dama de compañía... Pero esa es otra historia. Aquí lo que me molesta es que la gente quiera ofender, y no lo logran porque los únicos que se ven mal gritando eso son ellos, muestran su nula capacidad de razonar y de que no tienen educación alguna. 

Soy viuda desde hace 2 años 9 meses y será una etiqueta con la que cargaré por siempre y que aunque en ocasiones me molesta, ahora la llevo con orgullo por lo que fue, por haberme casado con la persona que yo amé y a la que extraño cada día. 


lunes, 16 de octubre de 2017

Solo buscaba algo de paz...


Aquí,aquí,aquí no hay quien viva aquí no,aquí no
todos los días son así 
no podía imaginarlo cuando vine aquí 
solo buscaba algo de paz 
despierto en medio de un huracán 
aquí, aquí, aquí no hay quien viva aquí no, aquí no... 


A donde vayas siempre tendrás un vecino chismoso, un ruidoso, un indiferente y así la seguimos. No existe la colonia ideal ni aquí ni en China. Ahora que formo parte del comité de vecinos de mi fraccionamiento digo: ¿De dónde salió gente tan rara y loca? Es que vaya que algunos son exigentes, a otros les importa un pepino todo y cada día vivimos situaciones que parecen sacadas de un programa de televisión como "Aquí no hay quien viva" esa serie cómica de España que me parece de las más divertidas que he visto. 

A pesar de ser un programa español y que algunas cosas reflejan su idiosincrasia, muchas de las historias que retrata pueden pasar en cualquier lugar.  Aquí en México, Eugenio Derbez trajo el producto y lo tituló: "Vecinos"... No me desagrada la versión mexicana, cuenta con buenos actores como Macaria y Arturo López y sus personajes retratan a más de una persona que me ha tocado conocer. Nunca falta en algún sitio la señora vive de apariencias. 

Pero entre estos dos programas me quedo sin duda con la original. Las actuaciones se ven muy naturales y hay todo tipo de gente reflejada entre el elenco. 

La comunidad española de la serie tiene a las vecinas chismosas, que son Marisa, Vicenta y Concha, mejor conocidas como "radio patio", a las que no se les escapa nada. El presidente, el señor Cuesta que intenta siempre poner el orden pero muchas veces la necesidad o el salvar a algún vecino lo hace caer en el lado contrario. El portero Emilio que no sirve para nada pero cuando no está todo se vuelve un caos. A la "hierbas", que es de mis favoritas, ella mejor evade la realidad con su porrito o lo que tenga al alcance, todo sea para desestresarse... Si en mi colonia las cosas siguen así, yo me convertiré en la hierbas... Pero el tema musical de la serie resume perfectamente todo lo que uno puede encontrar en su vecindario... Hasta las piedras escuchan

domingo, 8 de octubre de 2017

Vecinos

"Una buena cerca hace buenos vecinos"...

De eso no cabe duda, y es que nunca sabes quien vive al lado de tu casa... "Caras vemos, corazones no sabemos". A lo largo de mi vida, he ocupado 4 casas en ciudades y colonias distintas.

Mi primer y segunda casa estuvieron en la misma colonia en la ciudad de México. La colonia Educación, que es una zona de clase alta y media. Lo que recuerdo de esos casi 12 años que pasé ahí, es gente cordial. Nadie molestaba a nadie o andaba de chismoso. Cada quien en su vida y asuntos. No había vecinos molestos que pusieran su música a todo volumen o que hicieran fiesta a cada raro. La paz de la zona acabo a principios de los 90´s con los robos y asaltos que hicieron que muchas personas nos mudáramos a otra parte del país.

Era una zona muy limpia y bonita y tuve vecinos importantes, como Miguel España (futbolista) y Chico Ché. Este último a pesar de ser muy famoso, era súper sencillo. Los niños le gritábamos de lejos y él solo nos sonreía y respondía el saludo. Eran tan común topártelo en el mercado (establecido, porque había uno genial sobre ruedas) comiendo quesadillas o montado en su bici en las calles de la colonia.

Además de ellos, también tuve de vecina a la abuelita postiza (su hijo se había casado en 2as nupcias con la mamá del futbolista) del piojo Herrera, una dulce viejita que yo quería como si fuera mi abuelita de verdad, siempre que iba al mercado pasaba por mi casa y nosotros bajamos a saludarla muy contentos. Recuerdo haber entrado a su casa unas cuantas veces, y lo que siempre me llamó la atención fue la mega foto del piojo con su uniforme del atlante a la entrada de la casa. También entre mis vecinos estaba una media hermana de Paco Stanley, pero como ella era de la primer familia, su relación con el comediante no era nada buena. Aún así, la señora era muy agradable y algunas veces nos invitó a comer.

Yo siempre decía que cuando fuera adulto iba a regresárme a la ciudad de México y comprarme una casa en esa colonia. Pero la vida nos llevo por otros caminos. Lo mejor de todo era que mi kinder y primaria estaban súper cerca. Los miércoles eran la onda porque se ponía un mercado sobre ruedas que tenía puestos de todo tipo. Mis favoritos eran: la señora que vendía moños para el cabello, la señora que vendía productos importados, siempre le compraba calcomanías, libretas o cualquier cosa de ese tipo que hasta la fecha me siguen gustando (me sigo gastando dinero en esas cosas cada que me topo plumas de colores o diseños raros), el señor que vendía galletas mac ma a granel y dulces, pero la favorita y donde se iba mi dinero era con la señora que vendía ropa de Barbie. Cada miércoles mi papá nos dejaba dinero para gastar y los ahorrábamos porque nos perdíamos en los puestos.

Cuando me vine a vivir al norte, llegué a una colonia muy similar. Pero a pesar de ser un lugar más pequeño y donde uno podría pensar que la gente es más amable, no conocí en los 22 años que viví en la misma casa, más que a mis vecinos de los lados. La pareja que vivía al lado izquierdo, eran unos viejitos cascarrabias. En el otro extremo era un señor que vivía con sus dos hijas, las cuales durante un tiempo fueron amigas de una de mis hermanas, hasta que quien sabe porque se pelearon. Años después llegó una familia también defeña, que tenia 3 hijos. A ellos solo los conozco de hola y adiós, pero se ven buenas personas. A un lado de los viejitos cascarrabias vive la vecina que desde que llegué a ahí, no dejo de visitarnos a toda hora. Ha estado en los buenos y malos momentos de mi familia y ya la incluimos en todo, cabe señalar que es paisana mía. Hasta hace poco me quedaba pensando porque nuestros vecinos no nos hablaban, si mi abuelito era súper agradable y era oriudo de la ciudad. Pero el haber vivido en el D.F. tantos años hizo que cargara la penitencia del rechazo. Es verdad, aún hay mucha gente que nos rechaza por ser de allá. La verdad me choca como la gente generaliza. 

Al casarme, luego de buscar y buscar algo que se adaptara a nuestras necesidades y presupuesto, escogimos una casa al poniente de la ciudad. Una zona que en verdad no me gusta, pero de la cual ya me adapté. Es una colonia cerrada y uno pensaría que la gente aquí sería más educada y que decepción. Entre las vecinas chismosas, el señor que pone su música a todo volumen, el administrador que roba, el que se mete en sentido contrario y a toda velocidad, me estoy volviendo loca. En verdad me han hecho pensar en vender y huir de ellos. Siempre dicen que a donde vayas tendrás gente molesta, pero es la primera vez pareciera que me encuentro en el buque de la Tempestad de Shakespeare... El infierno está vacío y todos los demonios están aquí...

Puede sonar exagerado pero cuando no puedes tener 5 minutos de paz o sin que la gente se meta en tu vida, en verdad que compruebas que la gente puede ser muy mala solo por placer.