lunes, 20 de febrero de 2017

ANTIFEMINISTA



Soy mujer y me encanta serlo. Como mujer de la generación X, no soy nada feminista.  Sí, aunque muchos al leerlo se quieran morir y atacarme. 

Fui criada en un matrimonio tradicional de los años 80´s en donde el padre se iba a diario a trabajar y la madre se quedaba en casa haciendo labores en el hogar y cuidando a los hijos. Ese modelo, lo traían ya bien aprendido mis padres de sus progenitores. 

En los últimos años ha habido un empoderamiento de la mujer y marchas en pro de la igualdad. Lo siento pero hombres y mujeres nunca seremos iguales. Nos guste o no, los hombres son el sexo fuerte y nosotras físicamente somos en su mayoría más pequeñas y débiles. Eso de que las feministas quieran a fuerza competir con los hombres no me parece nada bien. 

En la cuestión civil, estoy de acuerdo en que los derechos de ambos sexos sean los mismos. Pero de ahí a que las mujeres feministas luchen porque cumplamos con los mismos roles no coincido. Claro que en la época actual es necesario, por economía que la mujer salga a trabajar y combine esto con sus tareas de ama de casa. Pero soy de la vieja escuela que le gusta que sea la mujer la única que se haga cargo de la limpieza y orden del hogar. Las mujeres somos más delicadas y detallistas, hacemos las cosas con un toque diferente. Los hombres son toscos y bruscos. Creo que en parte algunos matrimonios actuales no funcionan porque hay mujeres aferradas a querer competir laboralmente con el marido, en llevar más dinero a casa. Eso no está bien, debe haber un equilibrio de desempeño de labores para poder llevar a flote un matrimonio. 

Hace unos años, una tía me contó que cuando enfermó de cáncer de mama, su psicóloga le dijo que hay una tribu, que es matriarcal, en donde las mujeres se mutilaban un seno, ya que este les estorba para cazar. No sé que tan confiable sea esta historia, pero el caso es que la psicóloga le decía a mi tía, que las mujeres actuales están tan empeñadas en competir y superar al hombre que biológicamente estamos mutando y por eso tanto cáncer de mama. Porque a las mujeres esa parte del cuerpo se le dio para amamantar y criar, y que al querer igualarnos con un hombre estamos despareciendo nuestros rasgos femeninos. Suena un poco loca esta teoría, pero si lo vemos bien, no esta tan lejos de la realidad. El cáncer da por mil razones, pero pongo este ejemplo porque me llama la atención.

Aprendí que como mujer debía cuidar cuando llegara el día, sí es que llegaba, de que al casarme, yo debía ser una buena ama de casa. Cuando eso sucedió, ame cuidar de mi casa, de limpiarla, eso sí, fallé en algo, la cocina, esa nunca me gustó para nada. Sí, falle un poco en el modelo, pero me esforcé en poner todo de mi parte. Fue más gusto que obligación. Me gustaba lavar y planchar la ropa de mi marido. Mantener mi casa bien limpia para cuando el llegara del trabajo. Para nada sentía que las tareas del hogar fueran pesadas y que él tuviera que ayudarme en ellas. No me gustaba para nada que él barriera, trapeara o hiciera algún quehacer a excepción de la comida. Ya que el amaba cocinar y lo hacia muy bien. 



Como mujer me gustó mucho sentirme protegida por un hombre, que se encargaba de las tareas pesadas. De arreglar todo desperfecto con sus herramientas de trabajo. Hoy que me encuentro sola, a veces he tenido que agarrar martillo en mano. Pero prefiero mil veces que sea un hombre quien se ensucie las manos con las herramientas para arreglar desperfectos. Después de todo, no importa tanto si soy mujer, soy débil y no me gusta nada de lo que tenga que ver con herramientas, ya lo dije antes, fui educada a la antigua y la verdad me gusta.  

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