viernes, 17 de febrero de 2017

Rescatando perrito

En diciembre y enero, vi varias veces vagando en la cuadra un perrito blanco, todo peludito, que me recordaba a mi pequeña. Un día me cansé de verlo mendigando y lo llevé a la veterinaria a que le dieran un buen baño. En mi casa le acondicioné un espacio y le puse un suéter que fue de Coffee. Pero cuando sus dueños pasaron gritando su nombre, escapó de mi casa para irse con ellos.

Casi un mes después de esto, un fin de semana completo, el perrito anduvo suelto de nuevo. Se metió a mi casa dos veces buscando comida y queriendo jugar. Fui a casa de mis vecinos 2 veces sin lograr que alguien me abriera. Luego de 3 días viéndolo suelto, no pensé y me dejé llevar, lo subí a mi coche y se lo entregué a una persona que se dedica a rescatar perritos.
Lucas con el suéter de Coffee
Horas después mi conciencia se hizo presente y ahora me sentía muy mal por haber tomado algo sin permiso. Aunque se que él perrito necesitaba atención. No era un perro callejero, tenía hogar. Aunque sus dueños fueran descuidados.
Dos horas después de lo que hice, escuché a sus dueños gritando su nombre. Me armé de valor y les dije lo que había hecho. Yo esperaba que me insultaran y me dijeran de cosas, pero vaya sorpresa cuando me dijeron: Si quieres quedártelo, adelante, desde la otra vez te íbamos a decir que sí lo querías...
No podía creerlo.
Yo me habría quedado con él. Pero viven cerca de mi casa y se hubiera escapado, ya que se acostumbró a vagar. Afortunadamente, dos horas después de que lo entregué, le encontraron hogar. Hoy se llama Lucas y vive en una casa donde no duerme en el patio. La historia tuvo un final feliz. Y yo prometo no volver a recoger un perro que sí tiene dueño, por más que el corazón se me apachurre por verlo descuidado.
Lucas con su nueva familia

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