Siempre
he tenido problemas para usar una minifalda. Cuando era más joven, me daba
mucha pena mostrar mis piernas ya que son muy redonditas. Con el paso del
tiempo el complejo de mis piernas se me fue quitando y el calor tan fuerte que
hace en el verano me provoca ponerme una falda muy corta.
El
problema es cuando en días calurosos tengo que salir a hacer algún pendiente a
la calle y visto una minifalda. Ya que la gente de esta ciudad o es demasiado
mocha o muy exagerada. Las mujeres grandes voltean a ver y con sus ojos te
quieren decir: "ey se te olvidó ponerte una falda". Pero lo peor son
las miradas libidinosas de los hombres, sin importar su edad o condición social
y menos si están solos o acompañados de otras mujeres. De repente parece que
han sido penetrados por un demonio, como en el exorcista y sus cuellos pueden
girar a 360 grados, se quedan viendo con cara de "Don Juanes" y como
si tuvieran rayos X en sus ojos. Algo bastante incómodo.
Es
molesto intentar estar cómoda y sin calor sin esas miradas tan
desagradables.
En
cambio si uno va a otra ciudad, en especial fuera de México, las cosas cambian
mucho. En primera por la cultura y en segundo porque todas las mujeres traen
minifaldas o short muy diminutos.
Hace
unos meses, estuve 3 semanas en Kissimmee, Fl. y fui muy feliz al poder traer
todo el tiempo shorts, minifaldas y vestidos muy cortos para poder ir a pasear
o a algún centro comercial. La gente no volteaba verme con desaprobación o con
rayos X. Al contrario, me sentía demasiado cómoda.
Es difícil cambiar la mentalidad de las personas que han crecido en una ciudad
que hace 20 años era más pequeña y aburrida. Una ciudad en la que no pasaba
nada y cuando se tenía que conseguir algo se tenía que viajar a otros lugares.
La gente sigue siendo muy tradicionalista y moralista.
Pero
como desde hace mucho decidí que haré mis tontos complejos a un lado y
aprovecharé que todavía estoy joven, seguiré usando mis minifaldas cuando tenga
calor y voltearé a ver feo a esas señoras que me quieren regañar por vestir así
y a esos tipos feos que me ven de manera libidinosa, los ignoraré y les
regalaré una mirada de desprecio.
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