Yo amaba el color, los tonos brillantes, los espacios llenos de luz... Pero ahora mi mundo se pinto de gris...
Han pasado 5 meses desde que mi esposo partió. Intento salir adelante pero la soledad es dura. Es difícil ver que no tengo con quien platicar mi día a día. Que no estará para comer, para ver películas, para abrazarme y darme un beso y decirme: te amo.
Cuando decides compartir tu vida con alguien, te imaginas que será por años, hasta que la muerte los separe pero ya mayores, ya de ancianos, cuando hayan tenido hijos, los hayan educado, visto crecer y marcharse. No cuando ni siquiera tuviste la oportunidad de formar una familia. Cuando aún había muchos planes, sueños y proyectos juntos... Cuando todavía quedaban muchas cosas por vivir, muchos años por cumplir.
Estoy sola, volteo a mi alrededor y todo me parece lento, insulso y gris. Muchas veces las cosas que más me gustaban se vuelven aburridas. Pero es que falta él para darle sentido a mi vida. Para que me de ánimos.
Él era mi mundo. Su sonrisa iluminaba todo y solo bastaba que me mirara para que yo cayera rendida a sus pies. Por él yo era capaz de todo. Fui una novia muy cursi, pero valió la pena. Le demostré cuanto lo amaba. Eso de subir mesa y sillas a un puente peatonal solo para sorprenderlo y celebrar así nuestro primer aniversario de novios, no cualquiera. O levantarme más temprano, ir a su casa y pintar en su banqueta: Feliz día. Solo para que cuando saliera lo leyera :)
Eramos una pareja dispareja (por las estaturas), con gustos distintos y que logramos acoplarnos muy bien. Aún recuerdo cuando comenzamos a decorar nuestra casa. Para él no existían más colores que el negro, el azul y el gris. Yo tuve que intervenir y salpicar un poco con rojos, amarillos y tonos brillantes para que nuestro hogar no se viera tan triste. No es por nada pero hicimos una buena mancuerna decorando. Hoy me da gusto recibir visitar y que me digan: Que bien se ve tu casa. Creen que como soy diseñadora todo fue idea mía, pero no. Mi esposo aportó mucho. Tenía muy buenas ideas y siempre andaba ideando cosas para mejorar lo que se topara. Siempre me decía: Por algo soy ingeniero.
Como echo de menos todo lo que él representaba. Me siento tan inútil sin él. Tan desconectada del mundo. Es como si estuviera viviendo una realidad alterna al resto de la gente. Como si todo fuera un mal sueño, que me quede atrapada en una burbuja desde la cual veo un mundo gris, taciturno...
Él se fue para nunca volver y se llevo la mitad de mi ser, se llevo parte de mi locura, de mi entusiasmo, de mi amor...
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